30 mayo, 2007

Lucas, tú que nunca fuiste mío.


Pertenezco a esa generación de niñas que disfrutaron de los últimos coletazos de la vida de Nancy. Antes de que una pilingui peliteñida de medidas extremas, llamada Barbie, la hiciera desaparecer del suave mundo infantil.

Mi madre disfrutaba viendo cómo jugaba con mi Nancy, hasta unos días antes de mi noveno cumpleaños, cuando dije:

- Mamá, quiero a Lucas para mi cumpleaños.
- ¿A Lucas? Pero… ¿para qué quieres a Lucas? Si no puedes peinarle, ni ponerle vestidos, ni nada, ¿para qué quieres a Lucas?

Yo sólo quería a Lucas para que pagara las facturas de Nancy, para que la acompañara al cine, para que le regalara flores…esas cosas que se suponía que hacían los novios. Si mi madre le preguntara a una niña de 9 años ahora que para qué quiere a Lucas y después le regalara toda la colección de muñecas Nancy del mercado seguro que la niña le decía un día “Mamá, ya no quiero a Lucas, Nancy se ha hecho lesbiana”. Pero yo no. Yo sólo quería a Lucas.

Mi madre pertenece a aquella generación de mujeres que pasaron de sobrellevar una juventud opresiva; donde información sexual era libertinaje, estudio privilegio y la Santa Madre Iglesia un pilar básico, a sobrellevar como mejor supieron el despegue social de sus hijas; sin saber muy bien hasta dónde ni cómo informarles, hasta dónde permitir, hasta dónde preguntar. Por eso no estaba dispuesta a poner en manos de su hija de 9 años al supuesto novio de su muñeca preferida. Ni hablar. Nancy y punto.

Así que me pasé 2 años pidiendo a Lucas; para mi cumpleaños, para Reyes, para Papá Noel…y terminé con la Nancy Cumpleaños Feliz, la Nancy Oriental, la Nancy Negra…todas las Nancy, menos Lucas.

Un tiempo después llegó Barbie. A mi personalmente no me hizo mucha gracia; muy tetuda, con pinta de repipi, las piernas torneadas, bronceada, rubia platino… yo prefería a Nancy. Pero claro, había que estar a la última. Así que pedí una Barbie.

Por aquel entonces ya empezaba a desarrollar una sutil astucia femenina, que me llevó a mirar de soslayo la estantería de Ken. Como quien no quiere. Pero yo sólo pensaba cómo vengar la falta de Lucas. Así que un día, decidí camelarme a mi tía, a espaldas de mi madre. Le puse ojitos, le acaricié el pelo, ronroneé… y salí de la tienda con Ken entre mis dedos…la justa venganza.

Mi madre comprendió que su hija había crecido. Sus habilidades para la manipulación, soborno, extorsión y artimañas a la espalda se estaban preparando para la supervivencia en la vida.

Ken no me gustaba. Ni Barbie. Además por aquel entonces ya los utilizaba para que se dieran besos de tornillo, pero me cansaban pronto. Mi imaginación infantil estaba desapareciendo (triste y extraño momento en la vida de una persona), ya no sabía jugar mucho tiempo con ellos.

Pero Lucas, yo siempre te quise a ti. Aunque nunca llegaras a mis manitas, para pagar las facturas.

14 comentarios:

Zeivia dijo...

Para ser que mis padres también deben ser los que piensan que información sexual = libertinaje (nunca he hablado de sexo con ellos), y consideran la religión pilar básico.... a pesar de ello con los juguetes nunca nos han puesto trabas.

Mi hermana mayor muchas veces jugaba con mis coches, y yo muchas veces jugaba con su 'cocineta' cuando eramos peques. Obviamente nunca les pedí una barbie, aunque alguna vez le secuestraba a mi otra hermana alguna barriguita, y mis hermanas no pedían lucas o ken, pero alguna vez jugaban con mis pitufos.

1 besico empanadilla... por cierto...el Lucas este cuesta ahora mismo 120€...jodo!!! Aunque si fueras alguna de mis amigas... viendo la ilusión que has tenido siempre.... Lucas te llegaría (el abrazo de recompensa y tu cara de satisfacción servirían como amortización del gasto de esta "pieza de coleccionista").

HombreRevenido dijo...

Paga facturas, acompaña al cine y regala flores... me está empezando a gustar y todo.

Anónimo dijo...

Yo lo tuve, me lo regalaron cuándo me operaron del ojo (y ni siquiera recuerdo haberlo pedido de regalo) pero no tengas envidia empanadilla xq no sirvió para pagar las facturas, teniendo en cuenta que llevaba una especie de chupa negra me debieron regalar el “lucas macarrilla”, Tenía 5 años, ahí debí aprender a fijarme en los “lucas puntito chulito” jiji

Musa Sosa dijo...

Javier, hay que ver como se ha revalorizado Lucas...A partir de ahora mirare la colección de Nancys con otros ojos...jeje.
Yo también era fan de los pitufos!!!

Hombre revenido, no te hagas ilusiones, ya no quedan ni muñecos ni caballeros como Lucas. Mi madre sabía por qué no me lo compraba...

Creyente, si es que...con estos antecedentes...ahora lo comprendo todo!!!Lucas te marcó. Ves? Era una señal jejeje

Anónimo dijo...

Lucas???, quien es??, yo no he conocido tal personaje...lo mio eran las canicas y las chapas.

Anónimo dijo...

¡Viva los pin y pon!

Musa Sosa dijo...

Último español, los juegos más sencillos acostumbraban a ser los más divertidos.

Hola Pin. Pon.
Cómo molaban los pin y pon, todo se desmontaba!!

Anónimo dijo...

Hace un tiempo que me vuelven a interesar los juguetes, especialmente las muñecas; así descubrí que Nancy sigue existiendo pero sin duda alguna la llevaron a algún rpograma de esos de moda como Cambio Radical. La pobre debió de ir con una foto de la Barbie y dijo 'a esta, yo me quiero parece a esta'. Menos mal que guado mis nancys para que juegue mi peque, aunque seguro que no quiere ponerle esas ropitas tan pasadas de moda.

Browner dijo...

Vaya, vaya, así que te cansaste de que Kent y Barbie se enrollaran. Empanadilla, no puedes dejar ahí la historia. Que lo de Kent y Barbie terminara pronto deja algunas dudas. ¿Que motivó esa ruptura? Tal vez fue la Nancy Oriental, o la negra, o ambas. ¿O es que Kent salió del armario (de las muñecas) para ir a buscar a Lucas?
Por cierto, ¿tiene un aire a Camilo Sesto o me lo parece a mí?

Musa Sosa dijo...

Mickey, qué me estás contando???? Nancy está siendo transportada al lado oscuro por los designios de la moda?.
Suerte que fueses una niña cuidadosa y tus muñecas sigan sirviendo, unos años después, a las nuevas generaciones...

Lucas parecido a Camilo Sesto?? No puede ser. Era el look progre de la época, Browner.
Kent se fué con la Nenu Lloro, algún día os hablaré de la Nenu Lloro...

Anónimo dijo...

Yo viví aquellos "últimos coletazos de la vida de Nancy. Antes de que una pilingui peliteñida de medidas extremas, llamada Barbie, la hiciera desaparecer" qué recuerdos, niña.
Me he reído mucho.

Musa Sosa dijo...

Gracias, animons. A que me entiendes?. Oye, y tú tenías a Lucas?

Anónimo dijo...

La barbie era genial, no necesitaba a ken, con ese cuerpo y mente (nadie la ha conocido bien) tenía a quien le daba la gana, y se pagaba ella las facturas porque tenía un trabajo de la muerte de bueno, sólo la invitaban a cenar de vez en cuando..

Musa Sosa dijo...

Barbie, espero no haberte ofendido...Supongo que yo no llegúé a conocerla bien porque ya se estaba agotando mi imaginación infantil...