Un estado de lucidez cercano a la inhalación consecutiva de marihuana.
Y tengo flashes mentales. Y los voy a compartir con vosotros:
El mundo se mueve a ritmo frenético. Las personas son cada vez más listas, se cuidadan más, resisten más. TODAS??? No. Existe un pequeño reducto todavía sin bífidus, sin esteroides, sin psicólogies ni prozac. Quieres descubrirlo? Únete y serás una más de las últimas empanadillas.
Hay tantos conceptos incontables como almas. Tantas respuestas como personas. Tantas personalidades como respuestas. El alma, el placer, la curiosidad, el desarrollo, la motivación… tienden a infinito. A menos que les pongamos barreras. A menos que nos conformemos con rodearnos de algodón y mostrarnos en una vitrina, como la porcelana de Limoge.
La vida provoca sonrisas, y las sonrisas producen arrugas. Propone opciones, y las opciones llevan a los quebraderos de cabeza. Nos hace soñar, y los sueños que se resisten nos provocan insatisfacción. Propone amar, y amar puede conducirnos después al tormento. Vivir es todo eso y mucho más.
Disfrutarlo, valorarlo, sudarlo, rumiarlo. Nuestro ser es la respuesta a todos los incontables. Nuestra alma es infinita e incontable. Como la vida. Aunque intentamos medirla para atender a esa obsesión humana llamada seguridad. Hay horas que nos parecen segundos y segundos que nos parecen horas. Porque también es incontable. Subjetiva. Como nosotros. Sólo depende de ti exprimirte y exprimirla, hasta el orgasmo.
Incontables las carcajadas, las olas y las cosquillas.
Yo no vendo mis zapatos,
y no cedo mi careta.
Formulismos ni contratos,
no busquéis entre mi treta.
No me mudo de planeta
ni me engaño sin motivo,
nunca he buscado vendetta
mecida por mi tiovivo.
Yo sola me dejo expuesta
no emito ningún sonido,
ni me confío a la suerte.
Busco en el cielo respuesta.
Entre los bosques, un nido.
Brilla, mi estrella, más fuerte.