Vuelvo a la globo esfera por varios motivos; porque no tiene esquinas, porque me echaba de menos y porque Bush ha dejado de ser el hombre más poderoso de la Tierra (concepto espeluznante).
Obama ha ganado las elecciones en EEUU (a lo peor no os habíais enterado).
Parece que vino con intención de sacar al pueblo americano (y por añadido a Occidente) de una crisis de esperanza e identidad. Para recordar la grandeza de los valores, del esfuerzo y la tenacidad. Su campaña parece un anuncio de BMW. Al fin un líder que simula unir imágenes del pasado con futuro esperanzador, base y proyección. Conjuga las dosis exactas de atractivo, empatía, fuerza y oratoria para que un despliegue mediático y unos cuantos millones de dólares hayan dado con la receta mágica. Precocinado, machacado, envasado al vacío y directo a los corazones estadounidenses, conservando aroma y textura.
¿Producto de marketing? Por supuesto. A fin de cuentas una campaña electoral es una campaña publicitaria. Pero ha conseguido transmitir, convencer y movilizar. Y esto último, en una sociedad acomodada y desencantada, resulta tremendamente complicado.
Y es que tal vez lo peor de esta crisis económica global sea que sólo es el reflejo de una crisis algo más profunda. De una crisis social cimentada en el bienestar. La economía, al final, es sólo una ciencia social, dirigida a predecir el comportamiento humano y dirigirlo. Tal vez el modelo deba evolucionar al compás de una música de masas.
Obama es sólo una marca registrada. Pero me quedo con una frase que provocó mis reflexiones: Espero que lo que lleve a votar a los americanos sean sus sueños y no sus miedos.
Bienvenidos a la República Independiente de mi mundo.