29 marzo, 2008

Los horarios y el bálsamo espiritual.


Hoy me han echado de la iglesia. Así, como os lo cuento. He recordado a Jesús expulsando a los mercaderes del Templo y un escalofrío ha recorrido mi espalda. La Iglesia también cierra para comer, para cenar, para dormir y para lo que haga falta. Como San Pedro haga lo mismo en las Puertas del Cielo va a ser más difícil pasar esa puertta que las aduanas de los United States (que yo tengo amigas que viajan mucho y me han dicho que cuando te dicen que ya puedes pasar te dan ganas de decir que ahora no te da la gana)


Pues no estaba yo ahí con mi progenitora, gran devota de San Lorenzo y las ofrendas contadas por velas encendidas, que hemos dejado el Templo más iluminado que el árbol de Navidad del Madison Square Garden (por seguir con la comparativa estadounidense) y llega un señor Mosén y nos dice que ya valdrá o qué, que si no tenemos casa y algo sobre horarios europeos y funcionarios Vaticanos.


Yo lo veo bien; ¿pues no dijo el Señor que había que descansar el Domingo y luego llegaron los Sindicatos?, que si reducción de jornada, que si las 35 horas, que si las condiciones laborales. Y quién mira por los funcionarios vaticanos eh?, ¿quién?.


Esto de las profesiones vocacionales cada vez es más complicado. Normal. Trabajas más, cobras menos, no puedes jugar al tetrix en horario laboral, ni reservar las vacaciones, ni llamar a la churri...y lo peor, no te puedes quejar porque te gusta tu trabajo y es vocacional. Y de qué hablas con los compañeros, eh, ¿de qué?


Además la Iglesia está obsoleta, que lo sabemos todos, quién se va a creer lo de la costilla. Nadie. Eso sí, lo de los chacras y las energías es otra cosa. Por lo menos suena así como más progre, y los profes están más en la onda con sus vestuarios y sus pelos y esa forma tan dulce de hablar. Lo de la manzana no hay quién se lo trague, pero oye, lo de los chacras, con un poco de fe... es distinto, claro, y tanto.


Así que nada, que a la Iglesia no se va en horario de comidas que molestas. Coño ya con los penitentes, pues no se habrán enterado éstas que ya han pasado las fiestas de la Pasión! Bueno, pues os dejo y me voy a sacarle brillo a mis chacras, que llega la primavera y hay que lucirlos.

28 marzo, 2008

El principito. Fragmento.


Entonces apareció el zorro.

-Buenos días -dijo el zorro.
-Buenos días -respondió cortésmente el principito, que se dio vuelta, pero no vio nada.
-Estoy acá -dijo la voz- bajo el manzano...
-¿Quién eres? -dijo el principito-. Eres muy lindo...
-Soy un zorro -dijo el zorro.
-Ven a jugar conmigo -le propuso el principito-. ¡Estoy tan triste!...
-No puedo jugar contigo -dijo el zorro-. No estoy domesticado.
-¡Ah! Perdón -dijo el principito. Pero, después de reflexionar, agregó: -¿Qué significa «domesticar»?
-No eres de aquí -dijo el zorro-. ¿Qué buscas?
-Busco a los hombres -dijo el principito-. ¿Qué significa «domesticar»?
-Los hombres -dijo el zorro- tienen fusiles y cazan. Es muy molesto. También crían gallinas. Es su único interés. ¿Buscas gallinas?
-No -dijo el principito-. Busco amigos. ¿Qué significa «domesticar»?
-Es una cosa demasiado olvidada -dijo el zorro-. Significa «crear lazos».
-¿Crear lazos?
-Sí -dijo el zorro-. Para mí no eres todavía más que un muchachito semejante a cien mil muchachitos. Y no te necesito. Y tú tampoco me necesitas. No soy para ti más que un zorro semejante a cien mil zorros. Pero, si me domesticas, tendremos necesidad el uno del otro. Serás para mí único en el mundo. Seré para ti único en el mundo...
-Empiezo a comprender -dijo el principito-. Hay una flor... Creo que me ha domesticado...
-Es posible -dijo el zorro-. ¡En la Tierra se ve toda clase de cosas...!
-¡Oh! No es en la Tierra -dijo el principito.

El zorro pareció muy intrigado:

-¿En otro planeta?
-Sí.
-¿Hay cazadores en ese planeta?
-No.
-¡Es interesante eso! ¿Y gallinas?
-No.
-No hay nada perfecto -suspiró el zorro.

Pero el zorro volvió a su idea:

-Mi vida es monótona. Cazo gallinas, los hombres me cazan. Todas las gallinas se parecen y todos los hombres se parecen. Me aburro, pues, un poco. Pero, si me domesticas, mi vida se llenará de sol. Conoceré un ruido de pasos que será diferente de todos los otros. Los otros pasos me hacen esconder bajo la tierra. El tuyo me llamará fuera de la madriguera, como una música. Y además, ¡mira! ¿Ves, allá, los campos de trigo? Yo no como pan. Para mí el trigo es inútil. Los campos de trigo no me recuerdan nada. ¡Es bien triste! Pero tú tienes cabellos color de oro. Cuando me hayas domesticado, ¡será maravilloso! El trigo dorado será un recuerdo de ti. Y amaré el ruido del viento en el trigo... El zorro calló y miró largo tiempo al principito: -¡Por favor... domestícame! -dijo.
-Bien lo quisiera -respondió el principito-, pero no tengo mucho tiempo. Tengo que encontrar amigos y conocer muchas cosas.
-Sólo se conocen las cosas que se domestican -dijo el zorro-. Los hombres ya no tienen tiempo de conocer nada. Compran cosas hechas a los mercaderes. Pero como no existen mercaderes de amigos, los hombres ya no tienen amigos. Si quieres un amigo, ¡domestícame!
-¿Qué hay que hacer? -dijo el principito.
-Hay que ser muy paciente -respondió el zorro-. Te sentarás al principio un poco lejos de mí, así, en la hierba. Te miraré de reojo y no dirás nada. La palabra es fuente de malentendidos Pero, cada día, podrás sentarte un poco más cerca...

Al día siguiente volvió el principito.

-Hubiese sido mejor venir a la misma hora -dijo el zorro-. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. A las cuatro me sentiré agitado e inquieto; ¡descubriré el precio de la felicidad! Pero si vienes a cualquier hora, nunca sabré a qué hora preparar mi corazón... Los ritos son necesarios.
-¿Qué es un rito? -dijo el principito.
-Es también algo demasiado olvidado -dijo el zorro-. Es lo que hace que un día sea diferente de los otros días: una hora, de las otras horas. Entre los cazadores, por ejemplo, hay un rito. El jueves bailan con las muchachas del pueblo. El jueves es, pues, un día maravilloso. Voy a pasearme hasta la viña. Si los cazadores no bailaran en día fijo, todos los días se parecerían y yo no tendría vacaciones.

Así el principito domesticó al zorro. Y cuando se acercó la hora de la partida:

-¡Ah!... -dijo el zorro-. Voy a llorar.
-Tuya es la culpa -dijo el principito-. No deseaba hacerte mal pero quisiste que te domesticara...
-Sí-dijo el zorro.
-¡Pero vas a llorar! -dijo el principito.
-Sí-dijo el zorro.
-Entonces, no ganas nada.
-Gano -dijo el zorro-, por el color de trigo.

Una canción: Rape me (Nirvana)



Un lugar: Nairobi.
Un deseo: Espigas.

17 marzo, 2008

Des ayuna.



"Estudios científicos demuestran que las mujeres que desayunan Special K pesan menos que las que no desayunan"


Debería existir un premio a la frase publicitaria más estúpida. En este caso no sé si deberían dárselo al publicista o al autor del estudio.
Se llegan a enterar los candidatos a Presidente del Gobierno de España antes de los debates televisivos y nos sacan la tabla comparativa, junto con la del pollo, las patatas, el paro y los movimientos migratorios.

15 marzo, 2008

Os presento a Javier Ruibal, diciéndome cosas bonitas.


De lo dicho sin pensar
de lo que callo y no digo

de las cosas por pasar
de las trampas del azar

de las cartas del destino;
tengo un lapiz colorao, con un librito guardao

para escribirlo contigo.

Si la suerte inoportuna
te jugara una encerrona

si no hay salida ninguna
si la gracia y la fortuna
se apartan de tu persona;
tengo un farolillo verde, por si de noche te pierdes
y la luna te abandona.

Tengo la rosa de oriente, el oro del sol naciente
y lo que quieras pedir.

Tengo el mapa del tesoro, tengo el palacio del moro,
para llevarte a vivir.

De todo lo que besé no doy beso por perdido
pa´ que me vuelva a morder
con la locura de ayer
tu boca contra el olvido.

Guardo un beso de reserva, para rodar por la hierba
cuando te vengas conmigo.

El sur que te prometí
tiene al sur otra frontera
las cuerdas de mi laúd
siguen buscando la luz más al sur de la quimera

Tengo una playa desierta
y una calesa en la puerta
para lucirme a tu vera.

Errores del silencio.


Hace una semana que mi hermano no me habla. Vive sumido en uno de sus enfados silenciosos. Los lleva practicando desde pequeñito. Mi hermano siempre ha sido muy cabezota. Intentó primero enfadarse y dejar de respirar, pero cuando empezaba a ponerse morado, involuntariamente, tenía que coger aire, y eso le hacía enfadarse todavía más. No poder controlar el enfado no es plato de buen gusto para nadie.

Así que comenzó a practicar el enfado silencioso. Y con mi madre le funcionaba muy bien, hacía cualquier cosa porque él volviera, aunque sólo fuera, a gruñir. Eso llevó a que a mi, que me resulta imposible mantener la capacidad del silencio, me cayeran la mayor parte de las broncas. Confiada ella en que no enmudecería.

Yo ya estoy acostumbrada al enfado silencioso de mi hermano. Y lo llevo con resignación. Nos evitamos, lo cual resultaría sencillo en una casa de 300 metros cuadrados, pero en una de 70 no deja de tener su intríngulis.

No sé cuándo volverá a deleitarme con su voz angelical, probablemente si lee esto no lo hará en un par de lustros, pero sirva hoy la empanadilla de reproche y desahogo. No me gustan mucho los Héroes del Silencio. Soy más de los Mártires del Compás.

14 marzo, 2008

Viernes de cuaresma.


Ayer dormí entre poco y casi nada. Y bebí entre bastante y mucho. Como resultado hoy he trabajado entre nada y menos que eso. Cosas de las cenas, el alcohol y el rock & roll; versión ultra light del sexo, drogas y Rock&Roll, pero con sabor auténticamente genuino.

Para contrarrestar la poca productividad que hoy se respiraba en la oficina (porque hoy lo que se respiraba en la oficina eran los efluvios del alcohol de quemar) hemos comprobado que la media sexual de los españoles está en 1,8. Que es menos de 2,1. Alalalalalalalal. Y menos de cuatro. Conversación zanjada por la voz de la experiencia (que, por supuesto, no fui yo quien aportó, dios me libre de entrar en medias aritméticas y opiniones de las opiniones. No es bueno hacer caso a las pocas neuronas que me quedan de guardia.) Y también hemos descubierto que el INE no se moja en lo que a la vida sexual de los españoles se refiere.

En fin, que salto de barra y sigo en el trapecio, en este circo gigante. Abajo veo la red, con sus agujeros. El vértigo nos sigue, a los trapecistas, y nos asusta. Pero nos atrae. Irremediablemente. Mi bolsa de magnesio se ha llenado con personas entrañables, con filosofadas vitales, con risas por doquier. Me llevo algunos amigos y muchos colegas. Y eso es mucho con lo que embadurnar mis manos para no sudar y concentrar la mente en la barra. Mantenerla fría. Sonreír. Y agradecer.
Un lugar: México DF
Un deseo: Trapecios.
Una canción: Quien engaña no gana (Ojos de Brujo)

06 marzo, 2008

Viento a babor.


A raíz de un comentario del post anterior me he parado a pensar en el viento. El viento como fenómeno invisible, alborotador, desconcertante. El viento es el fenómeno meteorológico que menos me gusta. Siempre digo eso. Creo que en todos los días de viento de mi vida ha habido alguna persona a la que he bendecido con mi confesión atmosférica.

Después me he parado a pensar en la cantidad de vientos que existen. Y he reiterado mi idea sobre la absoluta torpeza de los juicios lanzados como losas. Con desconocimiento y grandilocuencia. Con rapidez y sin reflexión. Todos iguales. Convicciones degenerativas de uno mismo.

Sólo en España hay 18 tipos de viento diferentes:

Ábrego
Bochorno
Borrasca
Cierzo
Galerna
Galleo
Garbí
Levante
Leveche
Llevant
Matacabras
Mestral
Moncayo
Poniente
Solano
Tramontana
Vendaval
Xaloc


Y me he dado cuenta que de los 18 sólo podía expresar claramente la sensación que me producen, como mucho, cuatro. Y cada uno es diferente. Y cada uno sopla diferente. Y provoca diferentes sensaciones. Y me han dado ganas de sentirlos todos. He pasado del rechazo al reclamo. Y me ha dado por pensar a cuántas cosas podría aplicar esta misma reflexión. Me dan ganas de conocer, de viajar, de Vivir hasta con parásitos, pero conmigo. Cuando menos lo espero, voy y me sorprendo.

05 marzo, 2008

Del saber popular


Cuando el grajo vuela bajo, hace un frío del carajo.