13 octubre, 2006

Sueños.



Algunas veces pierdes la capacidad de soñar. Yo siempre he tenido sueños. De pequeña soñaba con tener hijitos y un marido que era piloto y nunca estaba en casa (como Susanita), en una temprana y tierna adolescencia soñaba que el hombre de mi vida venía a buscarme y nos íbamos a recorrer el mundo. En la primera parte de mis patitos soñaba con irme a otros países y conocer gente diferente. Vivir, volar, soñar, disfrutar de la vida como un tremendo regalo.
Tal vez sea más difícil soñar cuanto más mayores nos hacemos. Tal vez cuando descubres que no existe Coco ni el hombre del saco y que el príncipe de la Bella Durmiente puede sufrir alitosis decides que es mejor dejar las cosas como están. Y te entregas al trasiego de la vida cotidiana. De un pequeño mundo a tu medida.
Todos los grandes avances de la humanidad los han hecho personas que lo han dado todo por un sueño. Sólo conocemos los nombres de los que lo consiguieron, pero tras ellos hay miles de personas anónimas que se entregaron a la absurda idea de descubrir un continente, de dar con una fórmula química en su laboratorio, de ver el mundo al ritmo de unas notas musicales, de crear un negocio que proporcionara un servicio inexistente. Algunos lo consiguen y otros no. Pero sólo un año en la vida de alguien que decide perseguir sus sueños y asumir los peligros del camino es más intenso que la longevidad del que vive la vida a medio gas.
Es difícil seguir soñando y al mismo tiempo vivir con los recuerdos, con los fracasos, con los miedos y las circunstancias. Por eso a veces me siento vacía. Tal vez hay que pensar como lo hace mi amigo escritor, "cada fracaso es una victoria". Tal vez esa sea la forma de no tener miedo. Lo has intentado y eso es lo importante. El resultado, es lo de menos.

Si llegar a la madurez supone perder los sueños llamadme Peter Pan. Porque espero volver a encontrar, sin prisa pero sin pausa, mi Atlántico. No quiero descubrir mi sitio y dejar de volar. No quiero despertar un día rodeada de cosas y ver, en cada uno de ellas, un pedacito de los sueños que no cumplí, un retazo de la persona que nunca quise ser.
Una canción: Message in a bottle (The Police)
Un lugar en el mundo: Un libro.
Un deseo: I hope that someone gets my message in a bottle.

2 comentarios:

HombreRevenido dijo...

No se me ve (por suerte) pero estoy aplaudiendo. Ole. Qué bien dicho todo.

Todos venimos de un naufragio, porque igual que mutan los sueños lo hacen las derrotas potenciales. Pero ¿qué importa eso comparado con las playas de la isla a la que llegará la botella? ¡¡Suerte!!

Musa Sosa dijo...

Mistinguett, luchar por los sueños...gran y difícil idea..

Hombrerevenido, gracias por esos aplausos. Aunque no los haya visto los he oido.

Un naufragio puede convertirse sólo en una excusa para volver a empezar de cero.