14 diciembre, 2006

Cenas de empresa


La verdad es que ando escasa de tiempo y de ideas imaginativas en los últimos días, pero hoy he sentido la llamada del blog, desde el pozo sin fondo de mi mente o desde el oscuro centro de este agujero negro que es internet (y que, a veces, por qué no reconocerlo, también puede ser mi mente). El caso es que hoy tengo cena de empresa. Qué gran tema para un post poco imaginativo, poco original, poco... poco, en general. Pues sí. Ahí estaremos. A mi corta edad he asistido a cenas de empresa de diferente orden, tamaño y nivel de espectacularidad. Pero estas cenas suelen transmitir, en cierto modo, el espíritu de la empresa y de sus gerentes y el espíritu que a tí te produce trabajar en esa empresa.

Recuerdo la primera de mis cenas de empresa, en una multinacional. Nos llevaron a uno de los sitios más pijos de la ciudad, yo por aquel entonces era todavía una recién licenciada que me tragué, como todos los que ahí tuvimos el placer de trabajar toooodo lo que me dijeron sobre la fulgurante carrera profesional que iba a desarrollar en ella y que, entre otras cosas, justificaba mi nómina inicial. Algún día hablaré ampliamente sobre este capítulo de mi vida. Bien, la cena de empresa era en el Centro Ecuestre, un lugar chic, in, glam, fash, super, ups...bien, impresionados todos, encorbatados, trajeados, con tirantes...espectaculares, pero lo más espectacular nos esperaba en el restaurante.... el menú consistió en unos macarrones de primero, una rodaja de salmón de segundo y helado tres gustos de postre. La verdad es que lo recuerdo porque creo que fue entonces cuando me caí del guindo y empecé realmente a entrar en el mundo laboral de los recién licenciados. La recuerdo con cariño, como todo lo de esa época. Porque por mucho que nos intentaran minar la moral nos lo pasábamos como enanos, creo que nunca me he reído tanto en un trabajo. Bueno, y la disco de después también ayudó a que el salmón no repitiera más...
La segunda cena de empresa no consigo recordarla, la verdad. No sé si aguanté en la empresa hasta Navidad, creo que mi primera y última cena fué a los seis meses de iniciar la relación laboral, asi que sería la despedida. Sin sobresaltos, ni ellos consiguieron llegar a rozar mi alma ni yo conseguí llegar a entender su estructura laboral y gerárquica, fue una despedida necesaria pero insípida. Sin efectos secundarios.
La tercera cena de empresa será parecida a la de hoy. Si sabes dónde sentarte te lo puedes pasar como un enano. Pero eso es un común denominador a todas las cenas de este tipo. Y la gente se emborrachará y siempre descubres facetas ocultas o entiendes determinadas partes de un carácter que no acabas de pillar en frío. Y al final quedaremos los mejores, como siempre...
Una canción: Silencio (Ojos de Brujo)
Un lugar en el mundo: Madeira
Un deseo: Vivir intensamente y con valentía.

6 comentarios:

HombreRevenido dijo...

Por alguna extraña asociación mental, cuando he leído eso de: "si sabes dónde sentarte te lo puedes pasar como un enano", he pensado en la Última Cena. Los Apóstoles trabajaban juntos ¿no?

Excelente análisis. Me quedo con la anésdota de los macarrones. Y con la canción de hoy.

oscense dijo...

Realista 100%. Yo prefiero dejar que el sitio me elija a mi, lo de saber dónde sentarse es muy fácil.

Anónimo dijo...

Solo puedo desearte:
SUERTE.

Musa Sosa dijo...

Gracias, hombre revenido. Creo que los apóstoles formaron una de las primeras asociaciones de la historia de la humanidad, lo suyo era ocio, a lo más les pagaban con panes y peces y apañaos para un par de años.

Oscense, mira que dejar que el sitio te elija a ti es muuy peligroso...sobre todo si tienes algún compañero/a de trabajo de los plastas...

karlos, gracias por la suerte deseada, no estubo mal, aunque tuvimos MALA suerte con los consabidos horarios de cierre.

Anónimo dijo...

Recuerdo una cena parecida, donde en lugar de macarrones nos daban canelones de verdura...A mí me gustan las cenas (como hombre), descubres a tus compañeras, ves lo guapas que son cuando se maquillan y ves lo feas que son otras. Ves que chica se cree que esta en una boda, la que va a ligar, la que pasa, las que se quitan los zapatos pq hacen daño y andan descalzas en pleno diciembre por las calles...Y sobretodo me encanta por que te das cuenta de que los tios siempre hacemos lo mismo...o intentamos ligar o nos vamos a la barra!

Musa Sosa dijo...

Último español, los canelones de verdura son parecidos a los macarrones, la cena sería muy similar.

Olvidaba el dolor de pies provocado por los zapatos de fiesta. Lo de morir con las botas puestas nunca ha sido mi lema.