Sólo escucha el estruendo del silencio interior. No deja espacio a palabras. No encuentra deseos puros que poder expresar. Todo es demasiado complicado, o demasiado simple. La rutina es una cómplice peligrosa. Confiada, blanda, espesa, confortable, gris, insípida. Se embadurna con ella y se abandona. Se desintegra. Deja de ser una y se convierte en miles de partículas que miran a todos lados evitando mirar hacia dentro. Mareas en la tierra. Partículas infinitesimales de si misma que impregnan el atardecer y no componen ninguna figura. Pensamientos estrangulados. Palabras vacías o demasiado llenas. Nada está en su justa medida.
Todavía no se conoce. O tal vez se conoce demasiado. O quizás únicamente está empezando a conocerse. Los ángeles le siguen acompañando, por si pierde la paciencia.
4 comentarios:
O
¿?
Oh¡ (símbolo de boca abierta de admiración)
Ah! (símbolo internacional de entendimiento)
Publicar un comentario