26 mayo, 2008

Combinación.



Hoy actualizo.
Y tengo una duda.
Se me ha acabado el desodorante. Me he puesto del spray para los pies en los sobacos. Y ahora no sé si cuando transpire, que es una cosa que mi cuerpo hace de modo automático (e inconsciente), los sobacos me olerán a pies. Estoy consternada y embriagada por la duda.
¿Qué pensarán de todo esto los partidarios del Feng Sui? Mejor todavía, ¿cuánto tardaría en morir del shock un profeta del Feng Sui si entrase en mi casa?

Ahora sí que me voy a entretener y no con el solitario spider.

Como veis mi ejemplo se contrapone a las modernas teorías sobre el aburrimiento y su directa relación con escribir un blog; yo hace días que no escribo y sigo lo bastante aburrida como para pensar estas chorradas. No sé, pensamientos de estos míos. Que empiezan a desparramarse sin freno. Me voy a la tv a ver si me aletargo.

05 mayo, 2008

Claraboyas.


No sé si me convertiré en flor, en capullo o en mariposa. Esta primavera comenzó removiendo las paredes y parece no estar dispuesta a dejar en pie un solo cimiento. Sólo en un duermevela arropado por el suave compás de mis anhelos me encuentro conmigo. Y no me comparto queriendo. Lo hago sin querer, algunas veces. Sólo con aquellos que saben dónde está la claraboya del alma. En el centro del pozo de aguas oscuras desde el que sonrío al mundo. A menudo es mucho mejor no intentar buscarla, e incluso evitarla si la intuyes, porque algunas veces escuece y otras confunde y otras marea. Es mejor quedarse sólo en el brillo, en el lápiz que algunos días rodea su contorno. Rodear su forma ovalada y volver al mundo real que no ofrece complicaciones absurdas, ni tirabuzones interminables, ni reproches, ni caricias, ni rencores.

03 mayo, 2008

Sobrevolando.


Aunque haga unos días que no escribo no me olvido de ninguno de vosotros. De los que no conozco tampoco. Sois mis héroes de papel maché. Algún día haré un collage con vosotros y lo entregaré en clase de plástica.

En esa foto se puede apreciar que las empanadillas hemos visitado Edimburgo. El mundo nos rodea y nosotras de vez en cuando lo sobrevolamos para intentar que no nos aplaste. Es Edimburgo, sí. No es Grecia ni un decorado de Port Aventura. Y las pavas son dos empanadillas haciendo el pavo en tierras escocesas.

Podrán quitarnos todo, pero nunca nos quitarán la libertaaaaaaad.

Otro día os hablo de mi percepción sobre los escoceses/as. Y sus calles y sus plazas. Y su clima húmedo (que a mi me deja un poco fría). Y eso.

Me voy a las montañas. Aquí os dejo. No me rompáis nada.