23 enero, 2008

De catedras - less


Teniendo en cuenta que poca gente normal llega a este rinconcillo con sofá orejero y tapete de ganchillo, con pastas de té y guindillas verdes en conserva, voy a proceder a exponer mi opinión. Una vez más.

Opino hoy sobre un libro: La Catedral del Mar. Bonito libro. Bonito. Bonita manipulación. Bonita. Si quieres inventar un Reino puedes llamarlo Lilliput o puedes llamarlo Reino de Cataluña. Si quieres ser, al menos, respetuoso, lo llamarías de Aragón y Cataluña. Si quieres hablar de realidad histórica debes llamarlo Reino de Aragón.
Entiendo que es sólo una novela, pero me parece un engaño camuflado. Es sólo un ejemplo. La manipulación social comienza en la histórica. Y la histórica comienza en los libros. Sobre todo en esos con los que aprenden esos locos bajitos, que empaparán una historia diferente según dónde hayan nacido.

Es mi opinión. Podría extenderme, pero no lo haré (hoy). Podéis ir en paz.
Un lugar: Una moto (de agua)
Un deseo: Musas.

18 enero, 2008

Confusion.


Callada estoy.
Por callada la tenían y callada resultó.
Callada parezco más lista. Y estoy más guapa.
Callada es como mejor duermo.
Me apetece comer callos.
Me gustan los callos.
Y ya me vuelvo a callar.
Dejo una canción para estar callada y soñar que todo te la trae floja, porque estás flotando en el Mar Muerto, con una sonrisa en los labios:

10 enero, 2008

Animalitos...


La naturaleza es sabia. Los jabalíes, también.
Es curioso: Los espectáculos (incluidos circos) no pueden exhibir animales salvajes en Barcelona, y ellos han decidido exhibirse por sí mismos.
Y hay gente que les da de comer, sí señor: "Es que...como no tienen comida en el monte tienen que bajar aquí a buscar algo...y como los vecinos no les dan nada..."
Yo cuando veo a estos individuos me gustaría que en vez de jabalíes bajaran osos pardos y leones.

09 enero, 2008

La receta de las empanadillas.


Ayer por la tarde estuve haciendo…..¡¡¡¡¡¡EMPANADILLAS!!!!!!

Tras ser prohibida por parte de la organización del Primer Concurso de Tapas Empanadillas mi participación con una tapa que tuviera forma, olor, color o que alegóricamente pudiera parecer una empanadilla tenía que revelarme contra ese atentado a mi libertad de expresión. Y ahora no las vais a probar (estoy sacando la lengua).

Mi primera relación cercana con el mundo de las empanadillas de masa tuvo momentos álgidos y momentos de bajón. Al principio estuve a punto de abandonarlas, porque era imposible rellenarlas sin romperlas, cerrarlas sin romperlas, tocarlas sin romperlas y me hicieron sudar y jurar en arameo.

Hasta que respiré hondo y me dije: Te falta paciencia y amor (ingredientes imprescindibles en toda receta culinaria elaborada).

Así que decidí tratarlas como si cada una fuera a ser una obra única y como si el único objetivo perseguido fuera elaborarlas y no acabarlas y engullirlas. Les iba hablando mientras las cerraba, con un tenedor pequeño y con torpe delicadeza, para que no se dieran cuenta que el próximo paso sería meterlas en un horno a 200º.

Oye, pues no os podéis imaginar la diferencia entre las primeras y las últimas. Y es que yo conozco muchas empanadillas y sé cómo hay que tratarlas para sacar lo mejor de cada una.

Ahí estaba yo, como Gracita Morales, maru maru, esperando que en cualquier momento entrara por la puerta Arturo Fernández y dijera: “Oye, chatina, dame una de esas empanadillas caseras”. Para poder contestarle: “Andá! con el señorítooooo”.

02 enero, 2008

Cubierto.


El cielo lloraba al otro lado y las gotas resbalaban por el cristal. Surcos transparentes de recorrido impredecible. Mareas de nostalgia sin pretexto ni excusa. Sólo lluvia fina que no cala, pero empapa.

El cielo lloraba también sobre él. Lloraba sobre su pelo y lloraba sobre su ropa. Pero nunca le calaba. Le bastaba hablar para iluminar el alma con el sonido del sol de Mayo, mirar para fundirte en pleno Enero, rozar tu mano para aliviar con la brisa marina de Agosto. Y no lo sabía.


Por eso lloraba el cielo y el cristal inerte resbalaba su quejido, por aliviar el silencio del que no llora ni maldice ni queja ni reclama ni suplica ni impide.