26 octubre, 2009

Tensión: 23. Azúcar: 32.

Me gusta el azúcar en terrones; mojarlo lentamente hasta que cambiaba de color, del blanco inmaculado al marroncito café, rascarlo con la cuchara e intentar echar exactamente medio terrón, volviendo a envolver el restante. Pasaron de moda los terrones. Ahora añado todo el sobre de azúcar, sin pensarlo.
Los juguetes se reinventan. Los niños son iguales. Los de ahora y los de antes. Los de aquí y los de Sebastopol.
Las juergas se reinventan. Las drogas se reinventan. Los métodos educativos se reinventan. Los adolescentes siguen temiendo y buscando sustancialmente lo mismo, desde hace años.
Modas. Pasajeras.
Yo soy sustancialmente la misma. Perdida en mi propia Scary Movie; parodiando escenas de ensueños (o de pesadillas), que resultan ridículas en el plano realidad. Rebuscando en el cajón de los zapatos de mi madre, a la caza del tacón de aguja con el que posar en el espejo; aunque me quede grande, aunque esté viejo, aunque no sepa ni caminar con ellos.
Ayer me quejaba de que faltaba gente por llamarme y alguien me dijo que me había pasado de moda. Me reí. Y después me removí. En el fondo, aunque sólo sea un poquito, hay gente que sabe cómo joderte.
Mantengo mi base; independiente de modas, tallas y edades. Perdiendo. Esperando. Desafiando. Ganando. Retando. Abrazando. Escuchando. Escribiendo. Rodando. Soñando. Bebiendo. Desvariando. Cuidando. Despreciando. Admirando. Sumando. Deseando.