Era extraño aquel hombre,
o por tal lo tomaron,
porque besaba todo
lo que hallaba a su paso.
Besaba a las personas,
al perro, al mobiliario
y mordia dulcemente
la ventana de un cuarto.
Cuando salia a la calle
le iba besando al barrio
las esquinas, aceras,
portales y mercados,
y en las noches de cine
(también las de teatro)
besaba su butaca
y las de sus costados.
Por estas y otras muchas
los cuerdos lo llevaron
donde nadie lo viera,
donde no recordarlo,
y cuentan que en su celda
besaba sus zapatos,
su catre, sus barrotes,
sus paredes de barro.
Un dia sin aviso,
murió aquel hombre extraño
y muy naturalmente
en tierra lo sembraron.
En ese mismo instante,
desde el cielo, los pajaros
descubrieron que al mundo
le habian nacido labios.
Silvio Rodríguez.
6 comentarios:
Tal vez no lo oigas, pero estoy apludiendo. No conocía estos versos de Silvio Rodriguez, pero me ha encantado.
Pues eso Empanadilla... besos.
Bonito (adjetivo, no pez)
Maravilloso¡¡ Me ha encantado el hombre extraño,, comparto aficiones con él¡¡ Yo tampoco los conocía.
Fdo: la besucona
Javier, estoy oyendo tus aplausos, o eso o son los caballos del emperador, que galopan hacia mi cabaña!
Sí, es un crack este Silvio.
Hombre, revivido! (de vivir, no de venir)
Dulcinea, compartes aficiones con el hombre extraño? Nunca más te dejaré ir sola al cine, que hay mucho guarro pegando chicles en las butacas y luego vas tú y las besas... Si es que... no se te puede perder de vista...
Qué bonito! una bonita elección, sí señor.
Gracias Mickey!
Publicar un comentario