Mañana mis alas cobrarán vida otra vez.
Atravesaré las entrañas de la Condesa con dulzura, como su amante fiel, dibujando sus contornos y perfiles, disfrutando las pocas horas que pasaré con ella, dejándome arropar por sus calles estrechas y sus amplias avenidas. Sintiendo que sigue ahí, esperándome con su desdén de burguesa caprichosa y sus aires de libertad, cosmopolita y eterna. Como hace siempre. Dejará que me acerque a su orilla y me perderé en la inmensidad de su extremo más azul. La olvidaré por un momento y olvidaré todo. Disfrutaré la calma que sentirla me produce.
Más tarde entraré en el Reino de Nunca Jamás, y ahí estarán las ninfas, los duendes, los elfos y los trapecistas. Y me dirán lo que ya me dijeron hace tres años; que sí que existen, que nunca debí salir del Reino. Me llenarán de magia y de ilusión, me harán reir y ver que hasta las piruetas más complicadas pueden hacerse sin miedo al vacío ni al ridículo. Y, cuando acabe la función repetiré las palabras: Quiero que el espectáculo vuelva a empezar. Tampoco esta vez me harán caso, seguro, los elfos son así, sordos.
Pero me iré sabiendo que tengo razón: Peter Pan existe. Pero sssssscht, que no se enteren los hombres grises...
Si aún no habeis disfrutado del espectáculo del Cirque du Soleil no os lo perdais. 100% recomendable.
1 comentario:
Mistinguett, lo disfruté!!!
Me he traido un poquito de magia en un bolsillo, cuando te vea te doy un cachito.
Publicar un comentario