Algunas veces me da por hablar sola. No en plan llevar una conversación, en plan estar pensando en algo y soltar una frase en voz alta. Analizando la situación me he dado cuenta que normalmente la frase que digo en voz alta suele ser autocensura. O autoflagelación. O autosugestión. O autoinsulto. Lo que me conduce a una clara deducción: Estoy hablando conmigo misma. Me animo, me riño, esas cosas. Esto significa que no estoy loca, porque no hablo con un amigo invisible, hablo conmigo y yo estoy ahí y puedo hablar y responder y escuchar o callar; lo que pasa que como estoy pensando algo que no quiero pensar y no sé cómo autoimponer mi criterio al de mis sueños-anhelos-pesadillas-masoquismos varios, intento hacerlo de un modo que rompa el estado mental en el que me encuentro y sea tajante e intransigente conmigo misma. Y ya me he quedado mucho más tranquila. Y ahora vas y lo cascas.
27 abril, 2009
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4 comentarios:
Te riñes a ti misma, como una estricta institutriz austriaca. De ahí a la santidad sólo hay un par de pasos...
Y pensar que tú podrías ser mala malísima.
Y no eres ni regular.
A mi me pasa con el coche... pero además creo que me contesta.
A VECES ESCUCHO VOCEEES.
Querida empanadilla:
Tengo que darte la enhorabuena. La singularidad, es una de esas cosas que los espíritus vulgares, no aciertan a comprender. Sigue disfrutándola. Escapa de los convencionalismos, destaca entre la mayoría!!
Hombrerevenido, a lo peor me riño como una proxeneta y no como una institutriz...
De todos modos, todo es relativo, incluso la bondad
Anónimo, yo con mi coche hablo, pero es que mi coche tiene nombre. Y ya si algo tiene nombre se le puede hablar sin parecer un loco
Un hombre sin más, impresionado-me-has. Gracias por la singularidad y por la enhorabuena.
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