Soy un erizo vuelto del revés.
Por eso no pincho.
Ni tengo púas.
Soy el reverso de Espinete.
El mundo se mueve a ritmo frenético. Las personas son cada vez más listas, se cuidadan más, resisten más. TODAS??? No. Existe un pequeño reducto todavía sin bífidus, sin esteroides, sin psicólogies ni prozac. Quieres descubrirlo? Únete y serás una más de las últimas empanadillas.
3 comentarios:
Nunca me había planteado que un erizo podía no pinchar, claro a veces me ofusco y no veo el otro lado.
Empanadillamadre, todo depende por dónde (o desde dónde) se mire...el lado oscuro de la fuerza igual es blanco por el otro lado...vete a saber...
Yo siempre he visto al erizo por ese lado: ¡Espinete siempre ha sido rosa por dentro!
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