La Casa de Fernanda Calma II
La fiesta transcurría como lo hacían todas las creaciones de Fernanda, de un modo apacible y programado. Todo en punto, todo en orden. Todo, excepto Ruperto; Fernanda se preguntaba qué había salido mal en ese buen partido seleccionado con su exquisita eficiencia para su primogénita. Cada día se emborrachaba antes y en mayor grado. Podía verle zarandeándose por el salón, estropeando la atmósfera perfecta que había imaginado para ese día.
Salió del salón en busca de Mª de las Mercedes, que había subido a acostar al pequeño Frodo, para hacerle bajar y llevarse discretamente a su marido al dormitorio, antes de que cometiera cualquier estupidez.
Ruperto estaba tan borracho que ya podía olvidar todo aquello que no le dejaba respirar ni vivir. Podía olvidarse de él y de su vida entera junto a Mª de las Mercedes. Estaba tan eufórico que creyó ciegamente que podía cambiar su vida o, al menos, escupir sobre la falsa imagen de perfección que se respiraba en cada rincón de esa casa. Se acercó a Oliverio y se apoyó en su hombro susurrándole al oído:
- Si quieres volver loca a Rebeca la noche de bodas debes manosear sus tetas con fuerza mientras la follas lentamente y lamerle un lunar que encontrarás justo detrás de su oreja.
Oliverio agarró a Ruperto con fuerza del brazo y le condujo al exterior por la puerta que se abría al jardín. Una vez ahí le miró a los ojos, con una sonrisa en los labios:
-¿Crees que eres el único que se folla a Rebeca? Ruperto, no eres sólo ridículo, eres patético. Creo que en el salón podrás encontrar al menos cuatro hombres más con los que comentar cómo gime cuando te la estás follando. No me mires así, ¿Crees que soy imbécil? Rebeca sólo quiere salir de esta casa y yo sólo quiero el dinero y los contactos suficientes para poder vivir de la venta y exposición de mis cuadros, o de las rentas, si no confías en mi capacidad artística...Nuestro matrimonio es un acuerdo, un contrato, una sociedad de bienes gananciales en toda regla. Yo gano dinero y ella libertad. Un pacto perfecto.
- Rastrero y barato. Digno de un bastardo como tú.
- Vaya, vaya, Ruperto, pero si hasta pareces un caballero... No me dirás que no te estás follando a Rebeca sino que le haces el amor...como a Mercedes... Sigues los pasos de Virgilio, en diez años sólo serás el reflejo de un hombre agarrado a las faldas de su dueña.
- ¡Hijo de puta!
Ruperto se abalanzó sobre Oliverio en el mismo momento que alguien salía de la sombra de uno de los setos del jardín.
-¡Basta! Ya habéis hablado bastante. Se acabó el espectáculo.- Fernanda se aproximó a los dos hombres.
-Ruperto, sube a buscar a Mercedes y marchaos a vuestra casa inmediatamente. Respecto a ti, Oliverio...
....Continuará....Tú decides cómo...
A.- Fernanda obliga a Oliverio a despedirse amablemente de los invitados y decide cancelar la boda.
B.- Fernanda obliga a Oliverio a abandonar la casa en ese mismo instante y le prohíbe volver a ver a Rebeca.
C.- Oliverio puede chantajear a Fernanda porque conoce algunos secretos inconfesables de su vida.
D.- Fernanda conocía la avidez sexual de Rebeca y quiere seguir adelante con la boda para conseguir así quitársela de encima y guardar las apariencias.
(La encuesta aparece a la izquierda del texto).
5 comentarios:
Jope.
Pon un aviso para mentes cándidas, porque el cuento, de momento, se las trae.
Yo voto que guarde las apariencias y permita la boda.
Qué arpía, Fernanda, escuchando detrás del seto. Así sí.
Reconozco q me apetecía la opción de q se fugase con el músico (me pasa x no votar); sin embargo, has conseguido engancharme a tope con este diálogo entre los "machitos" del corral... jaja. muy bueno!
Ale, yo tambien he votado la D, que así esto parecerá Dinastía o Falcon Crest..me veo a la Fernanda de Angela Chaning ocultando todo los rollos!! jaja.
Pero hay q ver como tira la opción chantajes ehh?
chaooo
Yo no he podido resistirme, quiero los trapos sucios¡¡¡
Ji ji, la palabra secreto me corrompe! La C
Hombre Revenido: Las mentes cándidas no llegan a estos parajes.
Fernanda es una mente maligna, como el doctor Maligno jijiji...
Lorenza, sois todos malos malos, siempre elegís la opción de más malos malosos...
Dulcinea, ves poniendo la lavadora, que esta familia trapos sucios tiene pa'dar y vender... (por lo que me han contado)
Empanadilla madre, te diría una cosa pero...es un secreto..
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