Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… Yo no sé!
Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.
Son las caídas hondas de los Cristos del alma,
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema
Y el hombre… Pobre… pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.
Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!
César Vallejo.
Hoy resguardo mi deseo, y no hablo de lugares.
Sólo una canción. Vital, imponente, compañera, sincera muestra de esa parte oscura, tan cercana a ella que escuece; Sabina, claro.
2 comentarios:
Pesimista pero lleno de belleza. Vibrante siempre César Vallejo.
Y atar no intentes a la mariposa,
ni escalar setos del arrobamiento.
Hallar descanso en lo inseguro
está en el mismo ser de la alegría.
Te pega más este de Emily Dickinson.
Precioso ese verso de Emily y bastante más alegre y vital. Me consuela que me pegue más!
Gracias por completar el post.
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