Sucumbí al encanto de su voz de ola encallada entre arrecifes. A su sonrisa de optimista informada. A su mirada de fuerza y valor.
Nunca la había visto y no me defraudó. La Mari sonó como esperaba. Habló a su público como si fuera un sólo ser. Un amigo.
Transmite. Sin regodeo. Sin esfuerzo. Tiene ese duende.
Mereció la pena la espera.
La serenidad y el buen rollo de su directo no caben entre las líneas de un CD.
4 comentarios:
Totalmente de acuerdo empanadilla, y un final apoteósico al invitar a otras cuantas fieras al escenario. ¡¡CHAPÓ!!!
(La primera optimista)
Mereció la pena la espera... y mientras tanto debiste esconderte muy bien..... porque miraba, miraba y no te veía.... No lo entiendo... tampoco había tanta gente....
Genial todo lo que transmite¡¡ Y las del tambor una pasada¡
Primera Optimista, a mi lo que más me gustó fue cuando sacó al león
;-). Un extasis (exta no).
Nosemosnaide, no soy muy de esconderme, lo que pasa que como una es bajita a nada que haya tres persona ya...no se la ve desde las alturas.
Así que sucumbiste a la curiosidad de verlos eh?... Ya me contarás qué te pareció.
Anónimo, y qué me dices de la Lila con sus rancheras y sus cosas yajajajajeyyyyy
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