15 abril, 2008

Felicidad (qué bonito nombre tienes)


La felicidad es un tema que trae de cabeza a investigadores, psicólogos, sociólogos, personas de mal vivir, eruditos, santos, chinos, deportistas, fontaneros... en fin, a toda la especie humana en sus múltiples variedades.

Porque claro, lo que es la felicidad animal es, aparentemente, bastante más asequible; todos tenemos imágenes mentales revoloteando por los pliegues de nuestro cerebro: Un perro - un hueso, un gato - una pescadilla, un toro - una vaca, un coyote - un correcaminos, en fin, felicidad inmediata. Aunque los mejores son los peces; menuda ventaja vivir sin memoria. Te meten en una pecera y hasta puedes ser feliz. Es lo que tiene.

El caso es que yo iba a hablar de la felicidad humana. He encontrado artículos al respecto que vuelven a desvelar que no tienen ni idea de dónde se regula eso, si tirando para Matalascañas o para Zamora.

Según un artículo del Sr. Francisco Mora, el cerebro no estaría diseñado para alcanzar la felicidad. Él habla de la felicidad encontrada en el recogimiento espiritual y la no interacción con el mundo, recogiendo la filosofía del Mahabarata Indio. Algo, por otra parte, bastante difundido en nuestra sociedad occidental; vendría a ser como el "fffff yo paso", "me la sopla", "me la trae al pairo", "que les den por saco", "no me vengais a mi con ostias"...en fin, filosofía de la calle que se puede escuchar a diario. Resumen de una teoría oriental que los monjes recrean en casetas y levitación (la aplicación práctica es lo de menos). Ni sientas ni padezcas, a lo peor pasas por este mundo sin enterarte, pero serás feliz, que es lo que buscabas ¿no?.

Luego está el famoso Eduardo Punset. El gran espeleólogo cerebral. Al parecer en su primera inmersión gris encontró el alma, pero no vio clara la fuente de la felicidad ni el elixir de la eterna juventud, por lo que, como los exploradores africanos buscaron desesperadamente el lago Victoria, él sigue buscando. Parece que va por buen camino. Su último libro se titula "Viaje a la felicidad", si lo compráis leedlo entero, que al final igual es sólo un chico pintando la raya blanca de la carretera (si no entendeis esta broma es que sois demasiado jovenzuelos para leer este blog, a la cama ahora mismo, o que no veíais la tv de niños)
En fin, el chico de la foto dice que busca su oso. Yo creo que realmente está buscando la felicidad, que nunca sabes dónde la dejas. Y luego te aparece desparejada, como los calcetines. El gran misterio de la escurridiza felicidad y los calcetines impares.
Yo a ese chico de la foto le diría dos cosas:
¿Tienes memoria de pez?. Pues sal de ahí abajo que le arañamos al tiempo unos segundejos de felicidad.

13 abril, 2008

Estética exterior.


Tras unos días sin pronunciarme y tras conversaciones con empanadillas, Kaktus y Hombres Revenidos, vuelvo al ataque, para que no os olvideis de visitar la empanadilla de vez en cuando. Hoy hago un revival de momentazos vividos entre cepillos y secadores o entre ceras y gafas-anti-rayos-láser.

Transcribo tres de esos momentazos, que se han convertido en las mejores de la marabunta de frases célebres para el recuerdo que uno puede encontrar en estos sitios donde se tiende a hablar bastante sin tener realmente nada que decir.

Ayer decidí raparme el pelo (que es lo primero que venimos haciendo las mujeres cuando queremos dar un vuelco a nuestras vidas). El caso es que estaba yo con mi pelo recién cortado frente al espejo, esperando que una de las peluqueras viniera a secar mi maravilloso cambio de vida. Llega ella, jovencísima en edad, maruja total en pensamiento y niña en desarrollo mental (no es por criticar, pero ya que estamos...) me mira, sonríe, enciende el secador, yo preparada para anotar la frase célebre que veía se iba a deslizar por sus labios...:

- Pues este año tampoco te casas ¿no? Porque con ese corte...

Juro que me quedé sin palabras. En el suelo, junto a mis mechones de pelo recién cortados vi caer mi ingenio y mi lengua. Así, planchada me dejó. Muerta como una piedra. La niñata de los huevos.

En fin, paso a la segunda frase célebre. Pronunciada hace unos días en una sesión de depilación láser. Para aclarar contextos y que no se me tache de osezno diré que al láser es conveniente ir totalmente rasurada. El caso, me coge una de estas chicas cariño, cielo, corazón, que suelen estar presentes en un 80% de las tiendas de la ciudad del Cierzo. Bien, ahí estaba yo, preparada para sufrir, con un vello no superior a los 3 mm (lo prometo) cuando me mira la chica:

- Corazón, con esos pelos que llevas lo vas a flipar.

Tercera y última, esta la escuché hace unos cuatro años, pero es un momentazo inolvidable. Sesión de depilación con cera, yo, simpática y agradable que soy, le pregunto a la chica por sus pasadas vacaciones en Roma.

- Chica, terminé harta de ver piedras. Y el Vaticano un despilfarro, después dicen que los curas no tienen pasta.

Ahí ví el filón de la conversación y estuve rápida:

- Pues no vayas a Grecia, que debe ser más de lo mismo.
- No, no, yo ya lo dije; a la próxima a la playa, que por lo menos me pondré morena.

Y aquí termina la sesión de frases para el recuerdo. Momentos inspirados. Gente con carácter.